Descripción
Era la noche del 15 de septiembre de 1810 cuando Hidalgo y sus compañeros tuvieron noticias de que el complot estaba descubierto. Hidalgo, con serenidad calculó las consecuencias del hecho, y decidió apresar a los españoles que radicaban en Dolores.
Allende, Aldama, Abasolo y otros más se sintieron arrastrados por la decisión de Hidalgo. Aún tuvieron que esperar los insurrectos a que llegase el nuevo día para hacer pública la noticia. Era domingo y los campesinos de los alrededores habían llegado al poblado a vender sus mercancías. Se habían congregado en las afueras de la iglesia los feligreses que esperaban la misa. Ante esa multitud, comenzó Hidalgo su arenga diciendo:
—Ya ustedes habrán visto este movimiento: pues sepan que no tiene más objeto que quitar el mando a los europeos, porque éstos, como ustedes sabrán, se han entregado a los franceses y quieren que corramos la misma suerte, lo cual no hemos de consentir jamás.
La muchedumbre coreó: “¡No! ¡Jamás! “.
Continuó arengándolos. La multitud seguía cada palabra que pronunciaba. Hidalgo finalizó diciendo:
—Pocas horas me faltan para que me veáis marchar a la cabeza de los hombres que se precian de ser libres. Os invito a cumplir con este deber.
Y levantando la voz exclamó con energía:
— i Viva la América! ¡Viva Fernando VII! ¡Abajo el mal gobierno!
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