Los cartones para tapices de Francisco de Goya:

Autor: José René Cruz Revueltas 

 Format: Kindle Edition

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Descripción

63 obras maestras de la pintura universal

En el año de 1775, probablemente por intermediación de su cuñado, que Goya, el genio casi desconocido en ese entonces, recibió la comisión de realizar cartones al óleo para servir de modelo en los productos de la Real manufacturera de tapices, que producía obras de ornato para la corte, no buscaba ningún significado ni profundidad en las obras, solo que fueran agradables a la vista.
Sin embargo, para Goya la producción de estos cartones (que eran la base de los tapices) significaba un buen ingreso y poderse acercar a la corte. Inició su labor haciendo tal vez una media docena. En todos ellos se plasmaba lo mejor de su genio español: la temática, las composiciones, las figuras, los colores, la textura, los contrastes de luz y sombra. En estos cartones Goya se muestra como costumbrista dentro de las tradiciones españolas. El realismo es feroz, con gran despliegue de fieros y pasionales coloridos. Goya entregó los proyectos al director de la Real Manufacturera, sitio donde convergían los más altos talentos pictóricos de España y en donde se habían fijado en cuerdas y cordeles las obras magníficas de David y Tiépolo; de célebres pintores italianos; de los connotados de Flandes, de los sofisticados franceses, muy de moda entonces.
Después de recibir y examinar los proyectos de Goya, el director, don Rafael Mengs, los rechazó porque según él, el sentido de la temática, composición y figuras, eran demasiado populares. Goya recibió la comisión de rehacerlos y de conformarlos de acuerdo con lo imperante. Goya renegó de su suerte. No comprendía cómo se podía despreciar lo español y sumergirlo en un segundo plano, cuando en primera instancia todo artista que se dignara serlo, debía vivir agradecido por los temas que brindaban las costumbres y tradiciones del pueblo español.
Sin embargo, se rindió, más cornadas da el hambre. No era posible sobrevivir y sobresalir como artista y como pintor si no se rendía uno ante la preferencia insolente de la moda de las clases pudientes y del Rey. Sus cartones al óleo para tapices entonces fueron tomando la temática adocenada, tan abominablemente académica, de los paisajes italianos, de las figuras pastorales galas y flamencas, de las escenas bucólicas de un neoclasicismo imposible. Pero en esos temas tan refritos, la genialidad de Goya fue introduciendo poco a poco, aquí y allá, donde pudo, las costumbres y tradiciones que, a pesar de ser italianas, flamencas o francesas podían ser también españolas.
Fueron apareciendo entonces, paulatinamente, en la medida en que los tapiceros realizaban sus cartones y los tapices se vendían, temas españoles más goyescos, además. Se vieron cuadros deslumbrantes de los cartones al óleo que, luego transformados en tapices, le fueron dando un sitio internacional, muy europeo. Tapices como El quitasolLas pastorasLos bebedoresNiños cogiendo fruta, etcétera, lo consagraron y Goya se fue haciendo dueño de la alegoría, de la anécdota, de la temática mundana.
Fue conformando su arte nacionalista con notables raíces en la tradición y las costumbres populares. Entonces fue celebrado como un renovador.

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